3/DICIEMBRE/2011
Con el primer, aunque breve y leve, que todo hay que decirlo, latigazo de este invierno entrante decidimos acercarnos a la vecina Sierra de Gádor.
Como, además, no disponíamos de mucho tiempo optamos por una de las rutas clásicas de las alturas de esta sierra, la de los “Dosmiles” meridionales que en estos días suele adquirir carácter, como nos gusta decir a los montañeros.
Por la autovía el agua cae con fuerza, y a nuestra derecha la sierra se mantiene oculta tras un denso manto nuboso. Una vez en Celín, continuamos en coche por la pista forestal de la sierra.
Tomamos el primer desvío a Fuente Alta, y dando más de un bote por lo maltrecho del camino, nos detenemos a la altura del Pecho de las Hacillas Largas, justo en un cruce con otra pista que viene por nuestra derecha.
Nos toca dejar el cálido interior del coche y
equiparnos para la marcha. El altímetro marca 1.525 metros y el viento viene que corta, aunque afortunadamente ha dejado de llover.
Ya con las mochilas a los hombros y bien pertrechados para el frío, comenzamos a caminar en dirección al refugio de Fuente Alta. Seguimos la pista, que aquí hace un peculiar desdoblamiento en forma de “D” para superar un corto repecho. Nosotros dejamos de lado el empinado atajo y seguimos la cerrada curva a derechas, que los tendones están necesitados de un poco de calentamiento. Hasta Fuente Alta el trazado del camino coincide prácticamente con el del Cordel de la Balsa del Sabinar. Poco a poco, a medida que ganamos altura, el paisaje se va tiñendo de blanco. A partir de Fuente Alta abandonamos el Cordel de la Balsa Sabinar, que continúa su recorrido a nuestra izquierda.
Una breve parada para hidratarnos un poco y reajustar la ropa de abrigo y reanudamos la marcha por la pista en dirección al Morrón de San José. Caminamos envueltos en una densa niebla y azotados por un fuerte viento de los que curten la cara, duras condiciones que no parecen afectar lo más mínimo a Vilma, nuestra compañera canina, que con sus incansables carreras arriba y abajo nos está dejando claro lo bien que se lo está pasando. Nosotros, sufridos bípedos, bajo numerosas capas protectoras, cual cebollas errantes, también disfrutamos a nuestra manera de estos increíbles parajes que la ventisca transforma en páramos árticos.
Desde allí avanzamos en dirección noreste hacia el Morro de los Rubios (2.086 metros) que no alcanzamos, ya que antes nos encontramos con un camino forestal que viene desde la vertiente norte y que nosotros seguimos en dirección este-sureste hasta la cumbre del Nuevo Mundo, que con sus 2.113 metros constituye la mayor cota del día.
Entre la niebla surgen las blanqueadas siluetas de los sufridos pinos, desafiantes ante la ventisca, y ya en la cumbre, fantasmagóricas, las grandes antenas que degradan la belleza de este entorno tan agreste. Llegamos hasta la Casa Forestal de Sierra de Gádor y la gran torre de Telefónica, donde tras una rápida foto, nos damos la vuelta y emprendemos el retorno.
Un poco más adelante, junto a la caseta de un viejo transformador, tomamos el sendero que sale a nuestra izquierda y que rápidamente nos lleva a un caminito que, faldeando por la vertiente sur del Morrón de San José, nos devuelve a la pista de Fuente Alta por el cruce que dejamos atrás durante nuestra subida.
Ya sólo nos queda desandar el recorrido seguido unas horas antes, aunque ahora limpio de nieve y enseñándonos a modo de guiño entre los oscuros nubarrones un pequeño trozo del azul Mediterráneo.
Nota: El recorrido aquí descrito coincide en su mayor parte con el sendero de Pequeño Recorrido PR A-144 “Los Dosmiles Meridionales de Sierra de Gádor”. Este sendero tiene su inicio en el Refugio de Fuente Alta y continúa por el recorrido de la pista que nosotros seguimos hasta las cercanías de la Majada de San José. Por esta zona, nosotros abandonamos el sendero para coronar el Morrón de San José. Si se quiere seguir por el PR no hay que abandonar la pista que, una vez superado el collado de la Majada de San José, rodea el Morrón de San José por su vertiente norte. Nosotros volvimos a tomar el sendero en las cercanías del Morro de los Rubios y ya no lo abandonamos hasta Fuente Alta.
Grupo de avezados montañistas: Davidillo, Dieguillo, Belén, Vilma y José Salazar
José Salazar Villegas Club Almeriense de Montañismo
Muy interesante reportaje, como siempre por otra parte.
ResponderEliminarCon ese ambiente y esa compañía da gusto pasear por la sierra.
una buena alpargatá, de esas que curten el espíritu montañero y hacen a la gente recia!!!! Salud!!!
ResponderEliminarA ver si en la próxima coincidimos y echamos una güena bota vino, que hace mucha rasca pá ir sin anticongelante...
ResponderEliminarSalut, Kornutti!!!