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miércoles, 28 de julio de 2010

DESPEDIDA Y CIERRE


Hola a Tod@s:

dice el Presi que el próximo viernes 30 de Julio, como despedida y cierre vacacional de la sede del club, nos tomaremos unas consumiciones y unos aperitivos para brindar por nosotr@s y desearnos unas felices vacaciones y un buen comienzo para Septiembre.

Disfrutaremos de unos mojitos "made in" Carmela y el papeo que cada cual traiga algo: tortilla,patatas fritas,saladitos,etc...

Sin más espero vernos el viernes a eso de las 21,30h. Salud y nos vemos.
El presi, Quillo.

PD: Desde aquí queremos mandar un besazo enorme a los nuevos papis Laura y David, y un besito pequeñín a la criaturita. Bienvenida seas y que aprendas pronto a disfrutar de la montaña como tus progenitores.

NORTE DEL MORRÓN DEL MEDIODÍA


ECHANDO UN RATO EN LA NORTE DEL MORRÓN DEL MEDIODIA

Hola amigos/as:

La verdad es que con las calores que estamos teniendo, propias del mes en que nos encontramos, y revisando fotos creo que no viene mal, echar la vista atrás y recordar alguna salida que hicimos casi al final de este Otoño pasado, aprovechando las últimas nieves del Morrón del Mediodía.
Ahí os dejo unas fotos de un buen rato que pasamos una mañana de sábado Jose Salazar, Jose Omar y el que suscribe, en la norte del Morrón del Mediodía haciendo uno de sus canutos.
¡Por lo menos, al ver las fotos se refresca uno! Salud compañeros y buenas vacaciones!!!!!.

TEXTO: KIKO
FOTOS: KIKO Y JOSÉ SALAZAR




¿QUIEN ME MANDARÍA A MI...?

Aprovechando que aún quedaba bastante nieve en las cumbres, nos aventuramos el señor D. José Álvarez y yo mismo a dar un paseo serrano.

Fué el pasado día 17 de Julio. Recogí al Quillo a eso de las 7 a.m. y nos dirigimos directamente a la gasolinera de Huéneja donde dimos buena cuenta de una tostada de legua y media.

Trás el pingüe desayuno nos planteamos quedarnos por allí a echar una pequeña siestecita pero la vergüenza torera supera nuestra natural pereza y nos ponemos en marcha hacia la Hoya de la Mora.


Una vez allí pergeñamos los macutos, nos ponemos las botas (esta vez las de andar), y empezamos a subir con la mirada puesta en el Elorrieta.

Nos quedamos asombrados de la cantidad de Nieve que aún queda. Al pasar por la laguna de las Yeguas vemos cómo flotan algunos trozos de hielo desprendidos de una especie de miniglaciar que cede poco a poco ante los rigores del verano.

Llega un punto donde nos vemos obligados moralmente a ponernos los crampones y a sacar el piolet. Habría sido muy lamentable sufrir un accidente y nosotros con los crampones en la mochila.

Pasado este lance de la ascensión llegamos sin más novedad a la cumbre fijada, desde donde nos proponíamos ir dirección a la Cariüela del Veleta, atravesando la caótica zona de bloques que conforma la línea de cresta.
A la vera del siempre inquietante refugio Elorrieta, nos hincamos unos bocatas y algunas viandas reponederas que pa qué las prisas.
La verdad es que la vuelta por todo lo alto supuso un ejercicio de habilidad, equilibrismo, sangre fría y pies calientes. Una actividad que recordaremos con satisfacción aún reconociendo que, al menos yo pasé miedo.

Subir, bajar, rodear, trepar, destrepar, saltar, disfrutar de las vistas y por último alcanzar la definitiva tachuela de Loma Púa.
Desde aquí hasta el coche es un descenso de continua y animada conversación no exenta de chascarrillos, canturreos, chistes y proyectos montañeros.

Llegamos al coche a las seis y media, si tenemos en cuenta que empezamos a andar a las diez, esto supone ocho horas y media de bonito deambular por esos cerros de dios.
La vuelta a Almería estuvo interrumpida por la parada obligada en casa Andrés a tomar un cafelito para no caer en brazos de Morfeo.
En definitiva, una gozada.


Texto: Emilio Castellana
Fotos: José Álvares y Emilio Castellana

WITH A LITTLE HELP FROM MY FRIENDS

WITH A LITTLE HELP FROM MY FRIENDS
3/FEBRERO Y 6/MARZO/2010

O, como diríamos por aquí, con una pequeña ayuda de mis amigos. Este es el sugerente título de una buena canción de los Beatles, aunque a mí personalmente siempre me gusto más en la castigada voz de Joe Cocker. En cualquier caso, y disquisiciones musicales aparte, me pareció un encabezamiento muy adecuado a la hora de recordar una “aventurilla” de este invierno en un escarpado corredor del Tajo de las Chorreras Negras, en la vertiente Noreste del Picón de Jeres. Una historia en dos capítulos: Dos días y dos compañeros diferentes disfrutando las intensas sensaciones del “arte del sufrimiento”, como en una ocasión definió al alpinismo el gran escalador polaco Voytek Kurtyka.

Un miércoles de comienzos de febrero me dirijo con mi amigo Francis hacia Postero Alto. Como es mediados de semana vamos a estar muy tranquilos, sin el bullicio habitual de los sábados y domingos. La temperatura es anormalmente alta, parece que el frente cálido que anunciaba la “meteo” está siendo puntual a su cita.
Nos equipamos y salimos en dirección de nuestro objetivo. Aunque no encontramos la mejor nieve para caminar, nos dejamos llevar por una animada tertulia y hacemos una agradable aproximación hasta la entrada al corredor. Toca colocarse el arnes, los crampones y el casco y empezar la escalada. Entramos por el extremo izquierdo y subimos en dirección a un resalte rocoso que atraviesa de izquierda a derecha el corredor por su parte central. La nieve está sin transformar y el pie se hunde hasta el tobillo. Bajo este farallón rocoso iniciamos una travesía ascendente hacia la derecha en busca de una pequeña cascada de hielo que nos puede ayudar a superar este obstáculo. Pronto comprobamos que el hielo es bastante endeble. Mejor encordarse. Francis inicia la escalada y encuentra un hielo aún más podrido de lo que habíamos calculado. No le es posible asegurarlo con un tornillo y la roca tampoco da muchas posibilidades. Un poco a la derecha de la chorrera, un estrecho pasillo rompe la continuidad de la roca. Esta especie de “cuello de botella” le permite superar el resalte. Aún así, el hielo que encuentra no está para grandes alegrías. Me concentro en asegurarle con la tensión habitual cuando los seguros son más bien “quitamiedos”.
Afortunadamente, por encima de la roca “pincha” nieve de muy buena calidad. Ya más relajados, Francis continúa la ascensión hasta la pared rocosa que cierra el corredor en su frontal, donde monta reunión. Menos mal que me toca moverme, porque aunque no hace frío, me estaba empezando a quedar atrofiado por lo incómodo de la posición. Alcanzo a Francis. Acabamos de superar una interesante pala de unos 60 y unos 50 metros de longitud con una nieve, por fin, de excelente calidad.
Francis empuña de nuevo sus “piolos” y prosigue la escalada en una larga travesía a la derecha aprovechando la línea de intersección entre la roca y la nieve. La sensación de verticalidad es grande. Además, apenas entran las puntas delanteras de los crampones. El largo está siendo muy trabajoso, pero está realmente valiendo la pena. Cuando la cuerda va llegando a su fin, toca ingeniárselas, y bastante, pues no resulta fácil buscar un buen sitio para montar la tercera reunión. En el largo final, Francis se despega un poco de la pared para dirigirse al espolón rocoso que cierra el corredor por la derecha.
Allí monta la última de las reuniones. A partir de aquí se nos plantea un dilema. Se ha hecho tarde, el cielo está cada vez más cubierto y lo que queda es bastante complicado. Aún así, Francis se aventura a echar un vistazo por lo que parece ser el único punto débil, una chimenea que se forma en el extremo superior derecho del corredor, justo en la intersección entre la pared frontal bajo la que hemos venido ascendiendo y la que forma el espolón de la derecha. Se encuentra con un terreno sucio y musgoso, lo que implica una escalada delicada. Además, la nieve está cada vez más “papa”. En tales circunstancias, decidimos dejarlo para otra ocasión y, medio rapelando, medio destrepando, bajarnos del “canuto”.

En cualquier caso, y eso ya lo tenemos muy claro antes de iniciar el “entretenido” descenso, hemos disfrutado de un hermoso día de montaña. Anocheciendo llegamos de vuelta al coche. Ya sobre cuatro ruedas, y salvo un primer tramo de pista un poco “delicada”, toca relajarse y disfrutar el viaje de vuelta con el intenso filosofar sobre lo divino y, sobre todo, lo humano con que nos gusta concluir toda jornada de escalada.
Aunque se dice que segundas partes nunca fueron buenas, un mes y algunos días más tarde me vuelvo a escapar al mismo corredor, esta vez en compañía de otro buen amigo, Antonio “Forty Four”. El tiempo que encontramos al llegar a Postero es el habitual de este invierno, borrascoso. Pero, sé que yendo con Antonio esta circunstancia va a ser un aliciente más a la escalada. Esta vez es sábado y hay más gente pululando por la zona. De todos modos, por donde vamos a andar no vamos a coincidir seguramente con nadie. Hasta nos toca pasar una encuesta sobre seguridad en montaña, que superamos razonablemente bien, salvo por no llevar botiquín...Así que acordamos que será mejor no lesionarse.
Salimos en dirección al río. A medida que ganamos altura, la niebla empieza a espesarse y aunque conocemos sobradamente el terreno, no dejamos de sorprendernos por como llega a despistar este dichoso meteoro. A partir del río empezamos a encontrar nieve de forma más continúa y la ascensión se va haciendo más penosa. Las temperaturas se están manteniendo demasiado altas para la temporada y la nieve no llega a transformarse adecuadamente en estas cotas. Ya en los tramos más empinados de la vertiente izquierda del río nos llegamos a hundir, como diría un castizo, hasta el corvejón. Seguimos nuestro camino hacia el corredor, aunque en el fondo ninguno de los dos confiamos demasiado en nuestras expectativas. Pero, “piano, piano se arriva lontano” y así llegamos hasta la entrada del “canuto”. Un traguito de agua, unas miradas cómplices y, acordamos que una vez aquí, habrá que echarle un vistazo...

Entramos también por la izquierda. Me sorprende lo cambiado que encuentro el corredor un mes después de mi anterior visita. La gran cantidad de nieve que ha caído ha cubierto totalmente el farallón rocoso que atravesaba el corredor de izquierda a derecha en su zona media y donde Francis y yo encontramos las primeras dificultades en nuestra ascensión. Antonio y yo continuamos la escalada por la izquierda siguiendo la línea más directa. Como vamos ganando metros y nuestro ánimo no decae, decidimos que es momento de ponerse los arneses y sacar la cuerda ya que la pendiente se empieza a poner seria. Nos toca encarar una cascada de unos 70-80. Montamos una reunión con dos tornillos. Una fina capa de nieve primavera cubre el hielo, pero éste es, aparentemente, de buena calidad. Me quedo asegurando a Antonio que comienza la escalada con tranquilidad. Mete otros dos tornillos intermedios y supera este resalte de unos 25 metros. Monta una cómoda reunión y comienza a recuperar cuerda. Mientras tanto me entretengo fotografiando el horizonte que aparece cubierto de nubes, pero calmo, anunciando una inminente nevada. De hecho, apenas noto la cuerda tensa e inicio la escalada, comienzan a caer los primeros copos. Me tomo estos metros con calma, deleitándome con el buen hielo que voy “pinchando”.
Pronto estoy a la altura de Antonio, ahora envuelto en la nevada. Me indica que continúe lo que queda de corredor, ahora más amplio y con menor pendiente. Son otros 50-60 metros con una inclinación en torno a los 45 que se superan con rapidez.
Antonio se desencuerda y, mientras yo recupero la cuerda, me alcanza. La nevada es ahora bastante intensa, pero lejos de molestar, es momento para relajarse y disfrutar. Quizás sean estos pequeños instantes, casi mágicos, los que nos empujan como un veneno hacia las montañas.

Superamos el “hombro” que forma la parte superior del espolón de roca que cierra el corredor por la izquierda y, tranquilamente, en medio de una fuerte ventisca descendemos hacia el río. Cuando lo cruzamos e iniciamos la subida hacia la “Puerta del Alhorí” ha parado de nevar.
Ya solo queda la vuelta a Postero. Nos espera el viaje a casa, con parada “técnica” en el Fermín de La Calahorra para hidratarnos convenientemente y disfrutar con sus sabrosas y picantes tapas, que no todo va a ser trabajar.

Ahora, mientras escucho de nuevo en boca de los Beatles el tema que da título a esta historia en una tórrida mañana de julio, me vienen a la cabeza los buenos y frescos momentos pasados en este bonito corredor del Picón de Jeres. Y pienso que en la montaña, como en la vida, todo es más fácil gracias a tus amigos. Si, está bien recordar las cosas que he consiguido with a little help from my friends.

TEXTO Y FOTOS DE JOSÉ SALAZAR

lunes, 5 de julio de 2010

EXCURSIÓN GEOLÓGICA POR EL PARQUE NATURAL CABO DE GATA NIJAR

El pasado domingo 13 de Junio se realizó una excursión geológica dirigida por el Investigador del CSIC D. Luis Delgado Castillo, a dicha excursión nos apuntamos unos cuantos del club junto con socios de la Asociación de Antiguos Espeleólogos. Se trataba de conocer un poco mejor este paisaje tan cercano y con un carácter tan extraordinario.


La ruta comenzó en el bar de La Almadraba con una explicación del origen de la Sierra del Cabo de Gata o Cabo de las Ágatas, vulcanismo y otros procesos hidrotermales.
Proseguimos el camino hacia la Vela Blanca observando cómo se ha expoliado parte del patrimonio natural de la zona, en Punta Baja nos enseña una foto de cómo se encontraba la zona hace más de 40 años y cómo nos la encontramos ahora:



Seguimos subiendo donde podemos observar las ignimbritas, de origen piroclástico y finalmente el domo de Vela Blanca.



Nos dirigimos después camino de Los Escullos donde hacemos una parada en una ramblilla para buscar “ejemplares” especiales, algunos tienen suerte y encuentran casi ágatas.



Tras disfrutar de una paella con inmejorables vistas en el Hotel de Los Escullos hacemos una parada en una explotación de bentonita muy próxima a Los Escullos donde D. Luis nos explica el origen y los múltiples usos de esta curiosa arcilla producida por fenómenos volcánicos y posteriormente alterada por el mar.


Acabamos esta instructiva excursión con una parada en La Isleta del Moro y mirador de la Amatista para observar el espectacular paisaje, especialmente los Frailes, antiguos estratovolcanes.
Este reportaje me fue enviado por Laura hace más de dos semanas. El caso es que hasta el día de la fecha, por unas cosas u por otras, no he tenido los santos cojones de publicarlo.
Toda mi gratitud para Laura y todo mi reconocimiento al señor Luis Delgado Castillo por la labor de divulgación del origen de nuestro actual relieve.
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CLUB ALMERIENSE DE MONTAÑISMO (Fundado en 1972)




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