Club fundado en 1972. En el 2022 seremos cincuentones.
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jueves, 30 de abril de 2009

BAJO EL SUELO ALMERIENSE




























El pasado Domingo 14 de junio miembros del CAM el GEA ,familiares y amig@s, fuímos a conocer una de las cuevas más fáciles tecnicamente,pero que no desmerece en entretenida y belleza a otras.
Quedamos a eso de las nueve de la mañana en la puerta del club para salir camino de Sorbas en busca de nuestro destino la Cueva del Yeso, una cavidad de algo más de un kilometro,que normalmente suele contar con agua ,origen esta de su formación.Una vez llegad@s al aparcamiento,nos pertrechamos con cascos de todas indoles,luces de toda clase , muchas ganas de conocer y pasarlo bien.Perfectamente guiados por miembros del GEA (Grupo Espeleológico de Almeria) fuímos conociendo la idiosincracia de la cueva ,su formación,pelìgros y emociones que nos brinda esta actividad deportiva. Terminamos la mañana duchandonos con la manguera del bar , que se agradeció ya que el barro nos llegaba hasta el arco del triunfo.Como resumen destacar el descubrimiento del mundo subterraneo y la espeleología y no solo por parte de l@s niñ@s sino tambien por algunos de los adultos que nos dimos cita aquella esplendida mañana.Agradecer a los miembros del GEA su ofrecimiento de guiarnos y su buen hacer. Yá nos veremos en otra.





lunes, 20 de abril de 2009

30 años ya (y parece que fue ayer)





Pués si Juan, treinta años ya. El 19 de Mayo del 79 inauguramos la sede del Club. ¿Te acuerdas?
Carlos pronunció aquellas palabras: "El C.A.M. no pone primeras piedras sino últimas astillas". Y simbólicamente colocó aquel pedacito de madera, que significaba el deseo de tanta gente hecho realidad.

Desde las reuniones en el bar "Los Migueles" donde se repetía la frase: "Tropa que no duerme en cuartel, no es tropa, es un tropel", hasta ese 19 de Mayo, habían pasado varios años de mucho y duro trabajo.

Se consiguió un aporte económico de la Caja de Ahorros y de la Diputación.

Los socios se pusieron manos a la obra, nunca mejor dicho, y consiguieron hacer con su trabajo "el club más bonito de España", en palabras de Félix Méndez.

Socios que, al terminar su jornada laboral, iban a aquella vieja casa semirruinosa de la calle Restoy, a hacer cada uno lo que sabía y algo más.

Albañiles, carpinteros, electricistas, fontaneros, yesaires, pintores, etc. cada uno aportó no solo su conocimiento, sino tambien el afán y el anhelo de hacer algo que fuera suyo y de las generaciones posteriores.

La sede del C.A.M., o sencillamente "el club" como le llamamos, supone el fruto del esfuerzo de su propia gente. De la gente de entonces y de la de ahora, obligados a cuidar, mantener y mejorar sus instalaciones.
El club es como ese refugio del que estás deseando salir para atacar alguna cumbre, y al que deseas regresar cuando lo consigues.

sábado, 18 de abril de 2009

*ESCALANDO GUANTÁNAMO (Francis y Carlos)

Hace ya casi un año, Francis y yo andábamos con la inquietud de abrir una vía de escalada a la manera clásica, y con esa determinación quedamos una mañana muy temprano. Por el camino hablábamos intentando exponer los planteamientos que cada uno teníamos sobre la forma de realizar esta escalada. Planteamientos que cada uno de nosotros teníamos en nuestro interior, y de alguna forma sabíamos que el otro compartía, gracias a la intuición y la complicidad que establecen los años de aventurillas compartidas el uno con el otro.
Nos fuimos hacia una zona de escalada cercana, la aproximación hasta la base de la pared es dura. Una empinada cuesta con piedra suelta y bien cargados de material hace que se mire el tajo de una forma diferente. El llegar sudando y resoplando hace que la dificultad real a la que te tienes que enfrentar sea mayor de la que cabía esperar. Con la humildad que confieren las montañas poco humanizadas por los cómodos accesos, observamos largamente la pared.
Francis ya le había echado el ojo a una línea y estaba muy decidido a atacarle. Yo, por mi parte no lo veía tan claro, encima del diedro de entrada cuyo aspecto si me resultaba atractivo, el diedro se agrandaba dando lugar a una placa blanca, vertical y lisa. A mi esa placa no me resultaba nada atractiva, pues la intuía muy por encima de mi nivel.
Mientras preparábamos el material –friends, fisureros, empotradores y clavos de todos los colores y tamaños- cada vez que miraba la placa blanca automáticamente se me iba la vista hacia izquierda y derecha de la pared, buscando líneas de fisuras que se me antojaban más asequibles y fáciles de proteger. Pero mi compañero lo tenía claro y si había determinación por su parte, había confianza por la mía.

Cuántos cacharros! si con todo eso no subimos...

Cuántos cacharros! si con todo eso no subimos...


Así poco a poco Francis empezó a escalar, quitando alguna matilla por acá y alguna piedra suelta por allá, fue metiendo seguros en la fisura central del diedro.
La pared se ponía algo más vertical una vez superados los primeros metros, pero la fisura también se dejó asegurar con un par de estupendos friends y un clavillo.
Francis bajo la placa blanca

Francis bajo la placa blanca


Por fin llegó hasta debajo de la placa blanca. ¡Un puente de roca! No sabéis el buen rollo que da un puente de roca al que pasar un buen cordino. Con eso y un clavo montó una sólida reunión. Ahora era mi turno. Me preparo y comienzo a subir, quitando los seguros que antes puso mi compañero, y descubriendo las presas a las que agarrarse aquí y allá. No es muy difícil pero hay que escalar, se van sumando los metros y los seguros no son los sólidos parabolts –tornillos de expansión que se colocan con la ayuda de un taladro y ofrecen una gran seguridad- sino “piezas de metal encajadas” en las caprichosas formas de la roca, pero aún así, dan bastante confianza.
Por fin llego a la reunión y nos acomodamos de la mejor manera posible. Tenemos sobre nosotros la ya famosa placa blanca, y ahora tan de cerca la veo de otra manera… da más miedo.
No progresamos tan rápido y la hora se nos echa encima, así que decidimos rapelar desde esta reunión provisional que resulta segura, pues si nos metemos en faena con la placa no sabemos el tiempo que nos llevará ni cómo será la retirada, así que con buen criterio nos vamos para abajo.
Por un lado me siento aliviado de no tener que enfrentarnos a la dificultad que supone superar unos metros de placa lisa. Digo enfrentarnos por que yo no iba a tirarle a unos metros de una dificultad que me sobrepasa y “sin seguros”, pero cuando te toca asegurar a tu compañero de cordada y ves que tiene dificultades, lo pasas realmente mal. Por eso me resultó un alivio que Francis no atacara la placa.
Por otro lado, el hecho de bajarnos justo ante la mayor dificultad, dejaba un sabor a trabajo inacabado. La próxima vez tendríamos que resolverlo.
Pasó mucho tiempo en el que por unas cosas u otras se fue retrasando el siguiente asalto.
Por fin hace unas pocas semanas, llegó el momento de sacarse la espina: teléfono, quedada en el Club Almeriense de Montañismo.
Guantánamo. El nombre salió de su boca como si proviniesen de una mente ausente. Otro trago de cerveza y reafirmó: -Ya se cómo se va a llamar la vía: Guantánamo. El nombre encaja con los demás nombres de las vías de la zona, que se corresponden con nombres de famosas cárceles o no menos conocidos presidiarios. Un nombre que representa la vergüenza del mundo civilizado de nuestros días… asentí en silencio con la cabeza.
…Y vuelta a madrugar.
Esta vez nos fuimos provistos del taladro por si no quedaba otro remedio que poner algún seguro en la placa blanca y para también, dejar montados los descuelgues.
Llegamos a pié de vía y Francis asumió su papel de aperturista. Subió los metros que le separaban de la reunión con decisión, subió unos pasos más y consiguió poner otro seguro, un poco precario, pero le ayudó a ganar unos centímetros. Desde ahí se acomodó soltó una de las cuerdas para alcanzarme un cabo donde puse el taladro y otros materiales que izó sin perder un instante. Habría sido fácil desde donde se encontraba, alzar los brazos y hacer el primer taladro, superarse hasta éste y volver a repetir la operación. Pero Francis quería respetar la dureza de la placa y no coserla con seguros devaluando de esa triste manera su dificultad. Entonces quiso progresar un poco más. Introdujo en un pequeño agujero un gancho del que pendía un estribo. En equilibrio precario, sobre el estribo, tanteó el emplazamiento idóneo para el tornillo de expansión y comenzó a taladrar. Luego dejó el material que le podía estorbar y continuó en diagonal hacia la derecha hasta salir a un resalte donde montó la reunión. Ahora comienzo yo a trepar, bastante relajado al saber que la mayor dificultad que adivinábamos ya estaba superada. Sacando los seguros que nos mantienen pegados a la pared en caso de caída, y llego a la placa. Un sólo seguro al que no resulta aún fácil llegar en libre, pero a pesar a todo el peso del material que llevo colgando del arnés, alcanzo el seguro. Ahí está el taladro y todo el material. Me anclo a este seguro y maniobramos para subir todo el material a la reunión. Francis decide que espere un poco ahí colgado mientras el equipa el descuelgue con la ayuda del taladro.
Carlos colgado mientras Francis reasegura la reunión.

Carlos colgado mientras Francis reasegura la reunión.


Cuando termina la operación de reasegurar la reunión suspira aliviado. Reemprendo la escalada, ahora hay que superar otro tramo de placa lisa cruzando hacia la derecha hasta una fisura grande, dentro de la cual hay un friend talla XL. De forma poco elegante alcanzo el friend y con no poco esfuerzo consigo retirarlo y continúo trepando hasta otro friend que queda un poco alto respecto a la línea definitiva de la ruta. No son pasos de una dificultad extrema ni mucho menos, pero si resultan muy aéreos. Por fin quito este último seguro y realizo la pequeña travesía hacia la reunión.
Carlos saliendo de la parte más compleja de la vía.

Carlos saliendo de la parte más compleja de la vía.


Observo la reunión con los seguros primeros que colocó Francis antes de tener el taladro. Es una reunión compleja, pues la roca no deja muchas opciones donde ubicar empotradores o clavos. Dos buenos seguros y al menos otros cuatro mucho menos fiables, todos unidos de forma que en caso de que yo hubiese caído, la fuerza quedaría repartida entre los diferentes seguros para reducir la fuerza de impacto. Pero ahora entiendo el suspiro de alivio de mi compañero. Para mayor intranquilidad, la reunión está sobre unos bloques que asemejan piezas de dominó, unas sobre otras en equilibrio muy precario. Estar sobre estas piezas de dominó de entre 200 y 500 kilos, sobre un vacío que ya empieza a ser respetable, no es muy tranquilizador, sobre todo si a cada movimiento que hacemos consigue que la piedra que tenemos bajo nuestros pies se balancee.
Pero ya sujetos al descuelgue montado con el taladro, trabajamos a gusto preparándonos para continuar con el segundo largo. Aseguro a mi compañero para que retire los anclajes provisionales que puso antes y volver a reutilizarlos en el siguiente tramo. El último de éstos, un clavo en forma de “u”que entró en la roca apenas hasta la mitad, nos tenía reservado un susto, durante una de las maniobras en que Francis estaba colgado de este clavo con un estribo, éste cedió un poco. Al ceder bajo el peso produce una sensación chiclosa que hace que el corazón se dispare. Por suerte sólo quedó en un susto. Con cuidado alivió el peso del clavo agarrándose a la roca como pudo. El peligro de la situación es que la caída era muy fea, pues aunque yo le aseguraba con máxima precaución sobre los buenos seguros de la reunión, las caídas directas sobre la reunión resultan muy duras y violentas, además los bloques que tenía yo bajo los pies aseguraban un aterrizaje peligroso. La mayoría de las veces en la escalada, las caídas grandes, espectaculares y limpias no entrañan demasiado riesgo, sin embargo las caídas pequeñas y violentas suelen acarrear consecuencias graves.
Pasado el sustillo, emprende la marcha. Ahora la pared parece más sencilla, pero es bastante vertical a apenas sobrepasa unos salientes le pierdo de vista. El viento hace que la comunicación sea difícil, por no decir imposible. Ahora estoy sólo, sin saber muy bien si mi compañero tiene algún problema. El único nexo de unión que tenemos es la cuerda, sujetando y observándola voy percibiendo e imaginando como progresa. Pasó un largo rato de esta manera, hasta que al fin una serie de movimientos en la cuerda me hacen entender que ha llegado a un lugar adecuado y ha montado una reunión. Me preparo recogiendo y organizando el material, me cuelgo la mochila con el taladro, ¡cómo pesa todo esto! Tengo que subir, doy los primeros pasos pero mi cuerda se queda floja delante de mi, entonces dudas… ¿se habrá dado cuenta de que estoy subiendo? ¿me tendrá sujeto? Por si acaso me agarro más fuerte a la roca, vamos que te da un miedo…
La entrada al segundo largo se puede proteger bien, luego no es tan fácil.

La entrada al segundo largo se puede proteger bien, luego no es tan fácil.


Doy unos tironcillos a la cuerda en forma de interrogante, y mi compañero contesta recogiendo poco a poco la comba de un par de metros que se había formado al subir va desapareciendo. Ya más tranquilo continúo trepando. La vía efectivamente es más sencilla, pero sigue bastante vertical y la roca no deja muchas facilidades para proteger una caída, aún así que resulta una trepada bonita. Llego hasta la reunión, buscamos el sitio exacto para colocar el descuelgue y me pongo a trabajar. A partir de aquí la vía tiene mejor pinta. Algo menos vertical, se adivinan buenos agarres, buenas fisuras para encajar los seguros, y muchos metros por debajo. No obstante, sólo se adivina, pues no se ve realmente todo lo que nos queda hasta la cumbre. Francis reemprende la escalada y en seguida vuelvo a perderlo de vista. Parece que progresa de forma continua, eso es buena señal. De nuevo no nos comunicamos pero acordamos unas señales sencillas con la ayuda de la cuerda. Uno, dos y tres tironcillos de cuerda, ¡me toca! Ya es el último largo.
Entrada del tercer y último largo.

Entrada del tercer y último largo.


Subo y a los pocos metros ya sé que es el largo que más me gusta. Una escalada sencilla con muchos metros por debajo, de roca excelente y muy facilito. La roca ofrece muchos sitios donde colocar seguros, y a pesar de que es fácil veo que Francis aprovecha y protege muy bien el itinerario. Subo disfrutando de la escalada y del paisaje, y pensando que es bueno que haya protegido bien este último tramo, pues después de muchas horas en la pared, no se debe bajar la guardia. Muchos accidentes en escalada se producen en lugares relativamente sencillos y me alegra comprobar que Francis ha mantenido el respeto necesario a la pared hasta el final.
Encajando un pequeño fisurero.

Encajando un pequeño fisurero.


Por fin llego arriba y compartimos unos momentos de relajación y satisfacción por la escalada realizada. Luego, poco a poco, como siguiendo un ritmo natural, comenzamos a reorganizar todo el material y decidimos realizar el descenso normal desde la cumbre, que se realiza prácticamente a pié. Bajo hacia el coche cansado, pero contento de haber vivido otra aventurilla con mi amigo.

Texto: Carlos P.
Fotos: Francis S. y Carlos P.

domingo, 12 de abril de 2009

jueves, 9 de abril de 2009

HUELLAS DE ANIMALES


Aquí pongo unas huellas de animales que podemos encontrarnos. Las he sacado de una página que se llama vivelanaturaleza.com

Huellas

Las huellas del lobo son bastante más grandes que las de un perro, más estilizadas, con las almohadillas más alargadas. Las uñas se marcan mucho mejor. Las huellas traseras son visiblemente más pequeñas que las delanteras. Las huellas del zorroson más pequeñas que las del lobo y las del perro. Su aspecto es más estrecho y más alargado que las de aquellos. Las uñas delanteras están muy afiladas y próximas entre si y se marcan muy bien. Es característico en las huellas del zorro la separación entre las almohadillas delanteras y las posteriores, de tal manera que si trazamos una línea inmediatamente detrás de las delanteras, no tocará a las posteriores laterales.
Huellas de lobo, perro y zorro
Los felinos no marcan las uñas en sus huellas. Podrían confundirse las de lince con las de gineta, al tener ambas un tamaño semejante, pero sólo hay que contar las almohadillas para salir de dudas, pues mientras el lince tiene 4, la gineta muestra 5, como se puede ver más abajo. La diferenciación en el monte entre las huellas de un lince y un gato montés, no reviste dificultad, dada la diferencia de tamaño.
Las huellas de jabalí son fáciles de distinguir, pues, detrás de las pezuñas principales, suelen dejar las marcas de las pezuñas secundarias, como dos puntas de flecha, cosa que no hace ningún otro animal. Otra característica importante es que durante la marcha acostumbra a apoyar la pezuña trasera donde apoyo la delantera. Las huellas de tejón son sencillas de identificar, cosa que no sucede con otros mustélidos Tienen forma de zarpa, con cinco almohadillas terminadas en unas muy afiladas marcas de uñas.
Huellas de jabalí y tejón
Las huellas de marta son complicadas de diferenciar de las de otros mustélidos, como la garduña, con la que se confunde con frecuencia. Las huellas de turón son algo más pequeñas que las de la marta. La huella de comadreja es claramente más pequeña que las de sus parientes. Por otra parte su distribución es irregular, al alternar saltos largos y cortos en sus desplazamientos.
Huellas de marta, turón y comadreja
Las huellas de nutria son sencillas de identificar. Si están bien marcadas permiten ver la membrana interdigital y las puntas de las uñas. Las huellas anteriores son casi circulares, las posteriores algo más alargadas. Las patas delanteras de los conejostienen 5 dedos, aunque sólo marcan el pulgar en terrenos muy blandos, como nieve. Las patas posteriores cuatro dedos. Debajo de la ilustración de la huella podemos ver como es el rastro en marcha sobre un eje imaginario. Las huellas degineta no marcan las uñas, al igual que los felinos, pero marca un dedo más que nos ayuda a diferenciarla de aquellos.
Huellas de nutria, conejo y gineta

FIESTUQUI IN THE BEACH


Nuestro común amigo Jesús Vitaminas me ha mandado este correo, que a su vez le ha enviado Vanesa. Me parece muy interesante y quiero haceros partícipes a todos (toditos y toditas).

El veranico pide Fiestaaaaa!!!!!!

"Estoy llamando a la gente para hacer una barbacoa este sabado 11 de julio en la playa de la romanilla " entre aguadulce y Roquetas" estilo San Juan que cada uno lleve lo que quiera......yo pongo la musica y para los que tengan niños me llevaré un tobogan hinchable, mas que ná pa hechar el ratico y estar agustico con los amigos.
Para no variar no puedo pasarme por el club para decirselo a la gente asi que si quieres comentalo y veniros que vamos a estar muy agustico........Un besico muy fuerteeeeeeeeee"

miércoles, 1 de abril de 2009

VAYA FIN DE SEMANA QUE M´ABEIS DAO




















Este fin de semana nos fuímos Gelu, Antonio 4x4,Cristina y yo a Sierra Nevada. Salimos el Sábado a las 5,45 de la mañana, con idea de escalar alguna vía en el corral del veleta y quedarnos a dormir en algun sitio bonito. La nieve era escasa para hacer el "canuto", por lo que decidimos acercarnos a la vía "el vuelo del águila" (Antonio hubiese catado "cristal oscuro". Para acceder a la entrada de la vía había que ir con cuidado, pues todo lo que es la bajada del veredón asi como la base de los corrales tiene aún mucha nieve. Bueno , se me olvidaba para echar a andar en el aparcamiento, un buen tiento a al tortilla que Fina le había hecho a Gelu y antes de bajar el veredón, otro tiento pa acabarla.

Accedemos por el neverón del corral alto a un basar inclinado que nos conduce en oblícuo a otro mas cómodo que cambia de dirección, a la derecha, hasta el primer emplazamiento de reunión, donde nos encordamos. Antonio y Gelu empiezan a trepar con algunos ajustes de ultima hora por parte de Gelu sobre los "aparatos" para asegurar que le ha dejado su hijo. Despues salimos Cristina y yo, siguiendo los pasos de nuestros compañeros. El recorrido va serpenteando por llambrías, buscando el camino mas lógico. La dificultad no es alta, apreciendo de vez en cuando algun paso mas dificil , pero que nunca pasa el IV+. Aun así el ambiente es grandioso e instintivamente nos imaginamos el recorrido en invierno. En el tercer largo tenemos un incómodo percance, la cuerda se atasca, ha quedado trabada entre dos seguros y metida en una grieta. Estoy en mitad de una travesía, que aunque no es dificil, supone uno de los tramos mas expuestos de la vía. No hay manera de tirar, me desespero y empiezo a pensar( a parte de maldecir) como salir del paso. Estoy al lado de la reunión "axfisiado" por la tensión de la cuerda. Por suerte, los compañeros habian hecho un poco de tiempo en la reunión a donde me dirijo y Gelu todavía no ha salido, desplazandose hacia mi, me coloca una cinta larga donde poder agarrarme para tirar con todas mis fuerzas, ¡ ufff !. Cristina se encuerda en el centro, pues no me quedan fuerzas para recuperar toda la cuerda. El cuarto largo nos conduce a la base derecha del "lastrón" y el quinto discurre por un precioso diedro, sencillo de superar. Ahora parece que estamos fuera, cuando llego a la reunión, Antonio asegura a Gelu que se encuentra solucionando la salida del sexto largo. Como no lleva pies de gato,casi nada de material para asegurarse y la salida por roca se ve fina, arremete a punterazos con las botas y pioletazos el gran nevero vertical que en la salida obstaculiza lo que nos imaginamos será la salida facil de la vía. Antonio le sigue por la roca. Una vez que llega Cristina a la reunión , despues del diedro, me acerco a la placa de salida. Esta empieza muy tumbada y casi invita a subir corriendo, pues la cima está cerca, pero no me fío, Antonio y Gelu ya estan fuera y me animan. Llega Ramón,que viene solo desde Almería. Protejo un poco el paso donde acaba la rampa y empieza lo empinado,¡ Uf !, no es dificil pero todavía quedan metros para salir, al final supero los ultimos metros apoyandome entre la placa y la rimaya, sube Cristina y celebramos ésta bonita escalada. ¡ que sorpresa que se haya presentado Ramón ! Ahora viene la pregunta,¿ donde vamos a dormir ?. Estamos contentos y cansados, nos conformaríamos con un vivac en los corrales, pero Antonio y Gelu nos regalan un precioso recorrido a un lugar grandioso. Laguna larga. Ellos habian estado allí el fin de semana pasado con otra gente del Club, aun así no dudaron en animarnos para hacer recorrido que supone ir a ésta laguna, enclavada entre el Puntal de la Caldera y Juego de Bolos. Hay que recorrer los Corrales del Veleta, subir a "Beta Grande" y el Corral de Valdeinfiernos. LLegamos anocheciendo. Preparamos los sitios para dormir y nos preparamos una opípara cena a base de buenos quesos, embutidos, sopas caducadas variadas, amenizado con " las cosas de Gelín" y bien regado con cerveza volldamm y vinos tintos. Por la mañana saludamos a Juan que está de ermitaño por aquí desde hace veinte días. Está triste porque se le acaba la comida y tiene que regresar a la civilización, pero le quitamos tristeza y hambre. La vuelta la hacemos , subiendo hacia los Crestones de Rio Seco y volviendo por el carril hasta la Carihuela del Veleta. Al pasar los Machos, estamos tentados de trepar hacia el Veleta, pero los mochilones y el cansancio nos aconsejan prudencia y bajamos tranquilamente hasta al Hoya la Mora. De vuelta en el coche intento no dormirme, pero el único que aguanta estoicamente es ,afortunadamente, Antonio, que conduce.

Parada reglamentaria en el cruce de Dolar y pa la casa,cansados y contentos.

¡ Vaya fin de semana que m´abeis dao! (Bueno de los buenos).

Frasco







travesía









Cuando llegué el Jueves a la sede del Club, se respiraba ese ambientillo propio de los grandes eventos. Se ultimaban los preparativos de la travesía de resistencia, este año la VII Almería-Sierra Nevada. Había compañeras y compañeros recepcionando a los participantes y dándoles las instrucciones pertinentes. Otros, ordenaban algunos de los alimentos a repartir en los distintos avituallamientos. Otros revisaban los itinerarios por las pistas para acceder a los puntos de evacuación. Cada uno interiorizaba su cometido de los días siguientes.

Enseguida me dí cuenta de que la magia había vuelto al club y que el entrañable local de la calle Restoy se había transformado en una oficina donde el orden y la eficacia eran seña de identidad.
Y pecibí un sentido de equipo que podría parecer raro en un deporte como el montañismo, tan dado aparentemente a individualidades y grandes egos.
Quizá sea eso lo que hace diferente al CAM.

Ni que decir tiene que el desarrollo de la travesía fué como se podía esperar. Cumplimos los horarios y se cubrieron las espectativas de cuantos participaron.

Al final, unas reconfortantes "rubias" en el merendero de la Roza aliviaron el posible cansancio por los cuarentaytantos kilómetros andados.



















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CLUB ALMERIENSE DE MONTAÑISMO (Fundado en 1972)




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